Análisis de sueños II:
Aprende a interpretar los sueños

Para estudiar los sueños, mirémoslo con lo que sabemos hasta ahora sobre su interpretación:
1º Acudir al significado manifiesto
Cuando despertamos podemos acordarnos de una parte más o menos grande del sueño. Si es así, construimos su historia. La verbalizamos en voz alta o la escribimos. Incuso podemos dibujar el sueño. En este primer nivel sería interesante ver ya si el montaje que hemos hecho tiene algún sentido, qué detalles nos sorprenden, nos llaman la atención. Si lo que hemos soñado hubiese sido real, nos fijamos en qué tiene de extraño o de normal tal o cual cosa, incluso el sueño entero, qué encaja realmente con nuestra personalidad o que nos remueve de nuestro comportamiento.
2º Tratar de ver los significantes y significados personales
Si vamos palabra por palabra viendo qué significa cada una de ellas, mejor, por muy simple y costoso que parezca. Escribimos el sueño en una columna, verticalmente, y en la de al lado los significados, como si se los explicásemos a alguien que desconoce por completo lo que significan las palabras. Algunos de los términos que empleamos debemos darnos cuenta que los utilizamos para otras cosas, ¿para qué? Incluso en el lenguaje popular qué queremos decir cuando nos expresamos de tal manera. Ciertas palabras por su sonido nos recuerdan inmediatamente a otras, ¿cuáles?
3º Preguntarnos por referencias arquetípicas
Nos hemos introducido en parte en estas referencias cuando decíamos lo del lenguaje popular. Seguiremos con todo tipo de refranes, dichos antiguos… Si nos empleamos a fondo sobre lo que acontece, personajes que salen, cualquier tipo de elemento, viendo en qué cultura se nombra, con qué hecho o dicho religioso se relaciona, en qué legado mitológico aparece, sin duda enriqueceremos el significado.
4º Qué emociones están en juego
Podemos manejar el esquema de las ocho emociones básicas (cuatro primarias y cuatro secundarias) aunque tampoco es necesario reducirse al mismo. Vamos a ser creativos también en esto. El listado de esas emociones sería el siguiente: cólera, alegría, miedo, tristeza, amor, sorpresa, vergüenza y aversión. Al analizar el sueño es importante también describir las emociones que sentimos, de esta forma vemos cómo nos relacionamos con nosotros y con los estímulos externos. Podemos preguntarnos a que nos empuja la emoción: ¿A la acción? ¿A pararnos? ¿A la duda? ¿A luchar? De esta forma podemos trasladar a nuestra viuda diurna el conocimiento de nuestra experiencia emocional.
Cuando relatamos un sueño, parece que se nos escapa algo, hay como un vacío. Ahí empleamos lo que Bion llamaba función alfa, es decir, conseguir trasladar la experiencia emocional que se nos escapa, que no digerimos en sensaciones e impresiones que podemos pensar. Las emociones son la base de la vida mental, están en el orden del significado y del pensamiento, están a la base de todo vínculo humano, del saber, del arte. Están en continuo flujo, si se estancan, hay deterioro.
5º Llegar a una integración
Desde la manera en que nuestro inconsciente ve la realidad, desde la riqueza que supone su funcionamiento, los sueños iluminan nuestro entendimiento. Por tanto, todo lo que hayamos encontrado en los tres puntos anteriores nos está dando pistas importantes sobre qué cambiar en nuestra vida, por dónde seguir, qué solución tiene algún problema, qué desconocíamos de nosotros mismos, que nos aporta la comprensión de una determinada circunstancia…. En este último estadío nos situamos de una manera ingenua, aunque para llegar a él hayamos estudiado previamente el papel de los sueños, sus tipos, sus mecanismos, su lenguaje primario. Las distintas ópticas son compatibles e incluso a veces complementarias. Pero hay que llegar aquí, insisto, como si no supiéramos absolutamente nada y nos centrásemos por completo en el sueño y el soñante en sí mismos. No hay una interpretación válida a priori para distintas personas.
Por: – 11 de diciembre de 2019