Es cierto que hay muchos procesos cognitivos que mejoran. De hecho la atención es más focalizada, tienen más recursos atencionales y la metacognición es superior… por eso se le exige más a un chico de 18 años que a uno de 8. Ahora vamos con los fallos en el pensamiento… teóricamente piensan mejor pero tienen fallos que tienen que ver con la inmadurez que se mezclan con cuestiones que tienen que ver con su personalidad o actitud con la que ven la vida. 

Estos son algunos fallos que cometen:

 

– Encontrar fallos en la figura de autoridad: los adultos se quedan cortos para sus ideales y se ven obligados a criticarlos y decirlo en voz alta constantemente. 

– Tendencia a discutir: discuten más y con mayor frecuencia. Ellos mismos quieren ver un acontecimiento desde diferentes perspectivas y muchas veces observamos que cambian de opinión respecto a un mismo tema.

– Indecisión: esto es en gran parte al gran abanico de opciones que tienen para elegir, cualquier decisión puede suponer debate o duda.

– Hipocresía aparente: esto es que pueden expresar un ideal pero no llevarlo a cabo.

– Autoconciencia: los adolescentes suponen que el resto piensa lo mismo que ellos y, además, que hay muchas personas interesadas en su persona.

– Suposición de invulnerabilidad: es quizá el más preocupante y repetido en los jóvenes. La creencia de que es invulnerable, de que nada les puede pasar a ellos. Un amigo puede ingerir mucho alcohol y entrar en coma pero él ve imposible que le suceda a sí mismo, o que un amigo tenga un grave accidente por conducir a 160km/h pero pensar que jamás podría sucederle a él.

 

Ya hemos comentado en otras ocasiones lo difícil que es la adolescencia y a algunos chicos les cuesta más que a otros por circunstancias personales. Debemos estar ahí para acompañarles a la vez que les proporcionamos su espacio para que se desarrollen de forma individual.