Youtube, niños y creepypasta

Creepypasta es un acrónimo de las palabras creepy (aterrador en inglés) y paste (pegar). El nombre proviene de la jerga informática “copypaste”, hace referencia al texto que ha sido copiado y pegado por los usuarios en internet en múltiples ocasiones. Los creepypastas son historias cortas de terror recogidas y compartidas a través de Internet, como en foros, blogs o videos de YouTube, con la intención de asustar o inquietar al lector, cuyos límites entre realidad y ficción permanecen difusos. Cuanto mayor sea el impacto que cause la historia, más exitosa será y más posibilidades de que sea difundida por otros a través del corta y pega, provocando su expansión “viral”.
Los niños están expuestos en las redes y particularmente en YouTube a infinidad de contenidos, a todos les atraen los vídeos de sus personajes favoritos y también las historias de misterio. La mente infantil está llena de interrogantes, curiosidad que a menudo tratan de saciar a través de la pantalla. Resulta fácil encontrar vídeos creados a partir de personajes populares de animación y videojuegos, cuyo contenido, creado por particulares muy lejos de los canales oficiales de las marcas propietarias de los mismos, es retorcido hasta lograr una distorsión aberrante, con el objetivo de generar un impacto que se traduzca en visitas/visualizaciones y monetizarlas. Sirva de ejemplo los episodios de Peppa Pig con un doblaje ofensivo, que hace años eran abundantes. O los videos de “gameplays” de videojuegos antiguos que han sido modificados reprogramándolos, como los “hacks” de Mario 64, que muestran falsos pasajes del juego como si fueran oscuros secretos, ocultos en el videojuego real. Vídeos de personajes familiares que acaban convertidos en espantosas historias, más propias de una mente delirante que de la filosofía amigable de los personajes.
Esta difusión de límites entre lo real y lo imaginario, distinción ya de por sí difícil para la mente infantil por cuestiones evolutivas, hace que estas historias tengan un gran impacto en ellos. Esto intranquiliza mucho a los niños, que no tienen con quien compartir estas historias. Es difícil para un niño confesar que tiene miedo, más aún ante el cuestionamiento de los adultos. Impulsados a exponerse a este tipo de vídeos por su propia curiosidad y los algoritmos de recomendación de contenido propios de YouTube, el efecto en algunos niños más impresionables puede llegar a ser aterrador.
Para evitarlo, la supervisión de los adultos es fundamental, y no exclusivamente para aumentar las prohibiciones. En muchas ocasiones no es tanto el contenido, sino que haya un adulto que le ayude a interpretarlo, que le sirva de filtro. Pregúntale a tu hijo qué le gusta ver en YouTube, comparte con él, interésate por lo que le atrae, ofrécele confianza sin juzgarle… ayúdale a diferenciar lo real de lo imaginario.
Por: Juan Ignacio Muñoz de la Torre García – 27 de marzo de 2023