Escuchar

El que tenga oídos para oír, que oiga” (Jesús de Nazaret). Como para callar un rato y meditar su
significado. “Callando es como se aprende a oír. Oyendo es como se aprende a hablar. Y, luego, hablando se aprende a
callar” (Diógenes). “Nada es fácil ni tan útil como escuchar mucho” (Juan Luis Vives) ¡Cuántas frases podríamos encontrar en la historia del pensamiento sobre las bondades y la escucha! Y el caso es que todos lo sabemos, por experiencia, por información o conocimientos, por lo que sea.
Me pregunto, ¿Por qué no lo aplicamos? Si te sientes motivado a intentarlo, hazlo realmente es muy fácil. Sólo tienes que guardar silencio, poner toda tu atención en el otro, mirarlo, colocar tu cuerpo en consonancia y oír lo que te dice. No busques rápidamente qué le vas a contestar, ni juzgues, ni critiques. Sólo trata de comprender. Cuando haya terminado hazle saber que le has entendido. Resume, por ejemplo, lo que ha dicho. También puedes parafrasear o reflejar algo importante, incluso dando pie a que siga explicándose, sobre todo cuando no has entendido del todo la
explicación. No busques tampoco dar consejos precipitados.
Seguramente, con las preguntas adecuadas, llegará a las conclusiones que necesite. Su pensamiento no tiene por qué
ser igual que el tuyo. Todos tenemos una psicología y un modo de entender el mundo que complementaria y nos enriquece. Cuando consigas ese silencio interior para escuchar a los demás y a ti mismo conseguirás comprenderte mejor, te juzgarás menos y serás más empático. Supondrá un progreso enorme en tu desarrollo personal.
Por: Mari Ángeles Gómez González – 27 de febrero de 2023