La respuesta es la estimulación cognitiva, es decir, actividades cuya función es mantener y mejorar, en la medida de lo posible, nuestra capacidad mental. Belleville lo definía como “el aprendizaje de estrategias y habilidades para optimizar el funcionamiento cognitivo”. Estos ejercicios mejoran aspectos como las funciones ejecutivas, la memoria, la atención, el lenguaje y la orientación. Los ejercicios se pueden adaptar a todas las etapas de la vida, desde niños hasta personas mayores.

 

Normalmente realizamos ejercicios de estimulación cognitiva a partir de los 65 años, como respuesta a algún tipo de patología, como el Parkinson, la enfermedad de Alzheimer o el deterioro cognitivo. Es bueno que nos acostumbremos a realizar una gimnasia cerebral para prevenir esas patologías, ya que no hay una cura para el deterioro cognitivo. La estimulación pretende optimizar la función cognitiva, mejorar o mantener la capacidad de realizar actividades de la vida diaria y mejorar la capacidad de interactuar con los demás.

 

Muchas veces es tan sencillo como apagar la televisión y abrir un libro. Quizás hacer una sopa de letras, un puzle, un crucigrama o un sudoku. 

 

Esta actividad mental hará que el deterioro cognitivo sea más lento y podamos seguir disfrutando de una buena calidad de vida.

 

Os animo a que acompañéis el ejercicio físico de una buena estimulación cognitiva, vuestro cerebro lo agradecerá.