Así reaccionan los niños ante un divorcio según su edad

En el anterior post hablamos sobre la manera de abordar un divorcio en el núcleo familiar. Como ya os adelanté, ahora vamos a ver las distintas reacciones emocionales que pasan los niños según edad.
Edades comprendidas entre 0 y 2 años: Perciben enseguida cualquier cambio, son capaces de sentir la ausencia de uno de los progenitores. El no saber si volverá, les crea angustia y la manera que lo manifiestan es con llantos, irritabilidad, alteración del sueño y de la alimentación.
De 2 a 3 años: En esta etapa, cuentan con grandes metas como son el andar, el control de esfínteres, etc. Por esto, si no gestionamos bien el divorcio, se pueden ver ciertas dificultades en la evolución de estas metas.
Aquí el menor es consciente de sus emociones, como la ira, la tristeza, la rabia… pero no saben cómo gestionarlas, lo normal es que fantaseen que sus padres volverán a estar juntos ante la incapacidad de lo que está pasando.
De 3 a 5 años: Etapa complicada puesto que no dejan de hacer preguntas. Etapa que tienen muchos miedos, sobre todo miedo de quedarse solos o que sus padres dejen de quererle.
De 6 a 12 años: Tienen una mayor capacidad para entender lo que es un divorcio, aunque no lo expresan por miedo a preocupar a los padres. Aún mantiene la idea de que todo vuelva a ser como antes pero al no ver confirmada sus esperanzas, se sienten traicionados, tristes y rabiosos.
Adolescentes: Aunque hemos dicho que la etapa comprendida entre los 3 y 5 años es complicada. En esta etapa es más complicada puesto que el divorcio complica la construcción de su identidad, ya que ellos necesitan sentir mucha seguridad. Por eso es frecuente que pongan a prueba a sus padres para confirmar que hay límites y que van a permanecer a su lado.
Como podemos observar, en cada etapa tenemos que reforzar el sentimiento de protección, de seguridad, de unión, cooperación entre los padres y comunicación ante la situación que se está viviendo en ese momento. Cuanto más pequeños son los hijos, menos recursos defensivos tienen y aunque son menos conscientes, no por ello dejan de experimentar las consecuencias del divorcio. Si además este divorcio es conflictivo, es probable que sea traumático y doloroso para el menor. Esto puede llegar a traducirse en trastorno de ansiedad, depresión, problemas digestivos, somatizaciones y descenso del rendimiento escolar. Por eso, la personalidad y el estilo de enfrentamiento que se emplee marcará la diferencia.
Por: Beatriz López Ávila- 9 de febrero de 2022