Análisis de sueños V:
¿Qué significa soñar conmigo de pequeño?

Este arquetipo es uno de los que considero más interesantes en el trabajo personal. Cuando soñamos con un niño, con nosotros mismos cuando éramos niños, con que tenemos un hijo, con estar embarazadas en el caso de las mujeres o dar a luz, nos remitimos a la posibilidad de empezar como seres humanos que somos una nueva existencia. Es el descubrimiento de una vida nueva.
Podemos, eso sí, ser más ingenuos e inocentes, pero también tener más capacidad de aprender, de interesarnos por todo, de abrir los ojos a la realidad como si fuese nueva. Además, nos conecta con la “divinidad” que llevamos dentro, en cuanto a un ser abierto a todas las potencialidades, natural, sin el enturbiamiento de la hipocresía y la falsa moral sociales. Psicológicamente podemos ver en el nacimiento de Jesús el nacimiento de un niño Dios en nosotros mismos.
No es extraño ver en la mitología griega el nacimiento de héroes, nacidos de la unión de un mortal con un dios. También podemos ver en otras religiones a un niño como un dios. Por ejemplo, en Egipto, donde nos encontramos con Horus hijo de Isis y Osiris resucitado (que daría también para otro capítulo sobre psicología y símbolos, sin entrar, por supuesto en términos metafísicos ni teológicos).
Centrándonos en nuestros sueños. Cuando aparezca un niño preguntémonos que significa un niño, cómo éramos de pequeño, qué hemos perdido por el camino, como seríamos si recuperásemos su autenticidad.
Por otro lado, hay que ver qué edad tiene para poder explorar por ahí, por ese período y las posibles fijaciones que tienen que ver con nuestro viaje por las etapas de la infancia. La edad nos puede sugerir también qué hay de nuevo en nosotros que se está desarrollando desde hace unos meses, un año, dos (según la edad del infante). Podemos seguir tirando del hilo, pensando a qué niño nos recuerdo, quién tiene esa edad…. En el caso de las embarazadas es conveniente ver de qué tiempo están porque remontándonos los meses necesarios al momento de la fecundación, algo nuevo estaba originándose, creándose y va a ver luz dentro de poco.
En cuanto a mi experiencia clínica con este arquetipo lo encuentro siempre con un enfoque muy optimista sobre el soñante, un niño es una nueva vida y como tal un motivo de alegría, ilusión para uno mismo que puede ver nacer y desarrollar una nueva forma de afrontar la existencia, dejando a un lado los condicionamientos y las circunstancias que le han hecho dejar de ser lo que su verdadera naturaleza le sugería si hubiese sido más fiel a su propio yo.
Por: Manuel González Batres – 24 de enero de 2020